Me encuentro trabajando para el IDPAC una de las instituciones del distrito dedicada a la promoción de la participación ciudadana. En este momento tengo un mapa de Bogotá al frente y me parece que no conozco mucho de esta ciudad en la que me críe, que ha sido mi hogar toda mi vida.
Lo que me sorprende no es sólo su extensión, es pensar en las situaciones que se viven en cada barrio, en las diferentes realidades que tiene cada habitante.
Pensando en procesos de cambio que conocí en otras ciudades en el mundo, me pregunto si situaciones como un cambio cultural en un barrio podrían ser aplicadas acá.
Cuento el caso de Nueva York puntualmente, artistas, escritores, y en general bohemios, se apropiaron de una calle llamada Gay Street, la reformaron y después de un tiempo se volvió tan popular que las personas de plata se mudaron allí y los bohemios se tuvieron que ir porque no podían pagar los arriendos. Esto mismo está ocurriendo con Brooklin.
Ahora bien, Bogotá no es Nueva York y nuestros problemas no solo son de espacio, son culturales. Aquí tenemos tan arraigadas las clases sociales que los barrios están divididos por ellas. Las transformaciones urbanas en Bogotá deberían pensarse no solo de una forma física, sino educativa.
domingo, 15 de diciembre de 2013
miércoles, 4 de diciembre de 2013
Rusia, segunda parte
Caminando en la noche hacía mi casa desde Transmilenio, sentí por un momento que estar en Bogotá es parte de un gran viaje y recordé, sin proponérmelo, uno de los mejores momentos que viví en mi viaje: ir al ballet ruso y ver Gisselle en el Teatro Bolshoi. La sensación de estar mirando una obra de People & Arts en vivo fue increíble.
Por supuesto debo admitir que no todo fue perfecto. Como estábamos lejos de nuestra residencia no pudimos cambiarnos la ropa, así que toda la obra estuvimos rodeados de mujeres muy bien vestidas (de vestido largo y todo) mientras que nosotras (María Juliana, Laura, Juana y yo) andábamos de tenis y jeans.
Rusia es como un amor perdido.
Llegue al país sin expectativas, con más ganas de ir a Israel, que realmente Rusia, pero dispuesta a conocer lo que más pudiera. Su hermosura me sorprendió. Llegamos de noche al centro a buscar, en medio de edificios viejos, nuestra residencia. En Moscú la tecnología se camufla en medio de las construcciones viejas. Por ejemplo, para entrar a muchas puertas debes conocer más de una clave digital.
Entonces con Mari Juli nos encontramos en esta ciudad fría, rodeadas de almacenes de las marcas más finas del mundo, mientras las construcciones parecen no haber cambiado desde antes de la revolución obrera en 1890.
Es así como los contrastes, la supremacía de los edificios y todo absolutamente todo (hasta la gente caminando de afán) te envuelve.
Rusia es como un amor perdido, porque solo me di cuenta de lo fascinante que era cuando ya estaba inmersa en él. Fue un amor que despertó, como si desde antes lo hubiera querido.
Las historias por contar son muchas, recorrer mercados y parques en medio del frío, dejarnos convencer de comprar los gorros, comer en panaderías de metro, o haber montado en el tren de tercera clase y rodeadas de soldados, son solo algunos de los muchos recuerdos de este grandioso país.
Por supuesto debo admitir que no todo fue perfecto. Como estábamos lejos de nuestra residencia no pudimos cambiarnos la ropa, así que toda la obra estuvimos rodeados de mujeres muy bien vestidas (de vestido largo y todo) mientras que nosotras (María Juliana, Laura, Juana y yo) andábamos de tenis y jeans.
Rusia es como un amor perdido.
Llegue al país sin expectativas, con más ganas de ir a Israel, que realmente Rusia, pero dispuesta a conocer lo que más pudiera. Su hermosura me sorprendió. Llegamos de noche al centro a buscar, en medio de edificios viejos, nuestra residencia. En Moscú la tecnología se camufla en medio de las construcciones viejas. Por ejemplo, para entrar a muchas puertas debes conocer más de una clave digital.
Entonces con Mari Juli nos encontramos en esta ciudad fría, rodeadas de almacenes de las marcas más finas del mundo, mientras las construcciones parecen no haber cambiado desde antes de la revolución obrera en 1890.
Es así como los contrastes, la supremacía de los edificios y todo absolutamente todo (hasta la gente caminando de afán) te envuelve.
Rusia es como un amor perdido, porque solo me di cuenta de lo fascinante que era cuando ya estaba inmersa en él. Fue un amor que despertó, como si desde antes lo hubiera querido.
Las historias por contar son muchas, recorrer mercados y parques en medio del frío, dejarnos convencer de comprar los gorros, comer en panaderías de metro, o haber montado en el tren de tercera clase y rodeadas de soldados, son solo algunos de los muchos recuerdos de este grandioso país.
jueves, 14 de noviembre de 2013
Escocia, los planetas se alínean
Después de pasar una semana en Londres, cuando terminé mi curso de inglés, decidí dejar de ser visita y pasar una semana viajando. Compré mi pasaje en bus nocturno para Edimburgo (son 10 horas de viaje y la idea era dormir toda la noche), así que llegué a Escocia en la mañana de un lunes.
Edimburgo es mágico, la ciudad se divide por puentes, la parte "moderna" de la ciudad vieja. Al llegar me uní a un tour caminando gratuito en el que me explicaron todo lo relacionado con parte de la historia de la ciudad.
En medio de la caminata conocí a un italo-canadiense que fue mi compañía durante dos días. Con el decidimos hacer el "Whisky experience", almorzar y salir a tomarnos algo.
Con Sandro (ese es su nombre) nuevamente conocí las ganas de cambiar de vida en otra persona. Su historia es igual de particular a la de miles de viajeros. El atravesó Europa en bicicleta durante dos meses, se quedó en Italia en reunión familiar durante un mes y luego se dedicó a viajar por otros países durante otro mes, para volver a Canadá. Sus pertenencias caben en un morral, dejó todo en Vancouver (vendió todo) renunció a su trabajo y se dedicó a viajar, pero como era amigo de su jefe, habló con él y le dijo, cuando vuelvas te doy otro trabajo, mejor y en otra ciudad. Mientras estaba conmigo buscaba un apartamento en Quebec. Se reía de su suerte y de como sus amigos la envidiaban. El viaje lo hizo buscando respuestas, la claridad mental que solo no ataca cuando estamos solos, la claridad mental que lo hizo romper una relación de 8 años con su ex-novia, luego de estar un fin de semana acampando solo y sin música (el ipod se le quedó sin batería y terminó casi perdido en un bosque de Canadá o algo por el estilo). Ojo, toda esta historia me la contó antes de que yo abriera la boca, es una gran casualidad.
Después de una muy buena noche, nos despedimos sin saber como contactarnos, así que al día siguiente yo (que no duermo nada así esté trasnochada) salí temprano al castillo de Edimburgo. Sobre el castillo tiene la vista más increíble de la ciudad, además de un sinnúmero de museos históricos. En un momento no disfruté tanto mi visita, mi cámara se quedó sin pilas y no pude tomar fotos, además este era como el sexto castillo que visitaba en todo mi viaje, y créanme cuando les digo que las diferencias entre castillo y castillo están solo en las historias que ocultan (quien los ocupó, las guerras en las que estuvieron envueltos), pero al final son todos muy parecidos.
Al salir del castillo fui a almorzar a un restaurante que nos habían recomendado el día anterior y me encuentro con la sorpresa de que al abrir la puerta lo primero que veo es a Sandro, quien también estaba almorzando en el mismo lugar. La casualidad o el destino (que cursi), pero seguimos hablando otro tanto y luego él se devolvió al hostal y yo me fui a caminar por la parte de Edimburgo que me hacía falta, pero quedamos en volver a salir por la noche. En este momento él me llamaba como "go, go go girl, por que no paraba a descansar. Estuvimos en un pub con música en vivo y comimos muy bien. Aquí hago una pausa y explico, mis 6 kilos de más no solo fueron creados durante Turquía y Rusia, la comida en Escocia es absolutamente deliciosa.
Al día siguiente Sandro viajó a Belfast para terminar su recorrido y volver a Canadá y yo viajé en un tour a través de las Highlands.
Las Highlands, que incluyen el famoso Lago de Ness, recorren varias ciudades del norte de Escocia. En el tour conocí a una canadiense llamada Katherine con quien compartí mi viaje.
Las Highlands me hicieron sentir como en casa, cada media hora cambia el panorama, están llenas de montañas y los verdes me recordaron a la sabana de Bogotá. El guía era un escoces de esos a los que te toca poner atención para entender el acento. Recomiendo el viaje, es histórico y uno se siente parte de la película Corazón valiente (aunque después de oír la historia real descubres que la historia de Mel Gibson es una adaptación bastante dudosa).
El día terminó en la tarde y aunque quedamos en salir de rumba con Katherine, me eché para atrás y me dormí temprano para madrugar y viajar a Glasgow.
Londres de noche |
Y amanecí en Escocia |
Bobby es el perro que esperó a su amo en la estación de tren durante 30 años (creo) después de muerto. Según los escoceses la película qeu cuenta la historia es muy mala. |
El cementerio de Edimburgo es bastante famoso y muy bonito. |
La tumba que inspiró a la autora de Harry Potter. |
Con Sandro (ese es su nombre) nuevamente conocí las ganas de cambiar de vida en otra persona. Su historia es igual de particular a la de miles de viajeros. El atravesó Europa en bicicleta durante dos meses, se quedó en Italia en reunión familiar durante un mes y luego se dedicó a viajar por otros países durante otro mes, para volver a Canadá. Sus pertenencias caben en un morral, dejó todo en Vancouver (vendió todo) renunció a su trabajo y se dedicó a viajar, pero como era amigo de su jefe, habló con él y le dijo, cuando vuelvas te doy otro trabajo, mejor y en otra ciudad. Mientras estaba conmigo buscaba un apartamento en Quebec. Se reía de su suerte y de como sus amigos la envidiaban. El viaje lo hizo buscando respuestas, la claridad mental que solo no ataca cuando estamos solos, la claridad mental que lo hizo romper una relación de 8 años con su ex-novia, luego de estar un fin de semana acampando solo y sin música (el ipod se le quedó sin batería y terminó casi perdido en un bosque de Canadá o algo por el estilo). Ojo, toda esta historia me la contó antes de que yo abriera la boca, es una gran casualidad.
Después de una muy buena noche, nos despedimos sin saber como contactarnos, así que al día siguiente yo (que no duermo nada así esté trasnochada) salí temprano al castillo de Edimburgo. Sobre el castillo tiene la vista más increíble de la ciudad, además de un sinnúmero de museos históricos. En un momento no disfruté tanto mi visita, mi cámara se quedó sin pilas y no pude tomar fotos, además este era como el sexto castillo que visitaba en todo mi viaje, y créanme cuando les digo que las diferencias entre castillo y castillo están solo en las historias que ocultan (quien los ocupó, las guerras en las que estuvieron envueltos), pero al final son todos muy parecidos.
Al salir del castillo fui a almorzar a un restaurante que nos habían recomendado el día anterior y me encuentro con la sorpresa de que al abrir la puerta lo primero que veo es a Sandro, quien también estaba almorzando en el mismo lugar. La casualidad o el destino (que cursi), pero seguimos hablando otro tanto y luego él se devolvió al hostal y yo me fui a caminar por la parte de Edimburgo que me hacía falta, pero quedamos en volver a salir por la noche. En este momento él me llamaba como "go, go go girl, por que no paraba a descansar. Estuvimos en un pub con música en vivo y comimos muy bien. Aquí hago una pausa y explico, mis 6 kilos de más no solo fueron creados durante Turquía y Rusia, la comida en Escocia es absolutamente deliciosa.
Al día siguiente Sandro viajó a Belfast para terminar su recorrido y volver a Canadá y yo viajé en un tour a través de las Highlands.
Las Highlands, que incluyen el famoso Lago de Ness, recorren varias ciudades del norte de Escocia. En el tour conocí a una canadiense llamada Katherine con quien compartí mi viaje.
¡Otro castillo! |
En el Lago de Ness (el monstruo lamentablemente se escondió para la foto) |
Con Katherine |
En medio de la lluvia |
Famosas vacas peludas de Escocia, la raza por supuesto se llama Highland |
Mi guía en su kilt y fumando pipa, ¿qué más escoces puede ser? |
jueves, 7 de noviembre de 2013
Belfast: reflexiones sobre un proceso de paz
Llegué a Belfast en Irlanda del Norte llena de "irish luck", luego de recorrer Edimburgo y Glasgow.
Debía tomar un bus a las 12 del día en la terminal de Glasglow, transporte que me llevaría al ferry. Aquí aclaro que la puntualidad inglesa es real, así que casi me deja el bus, pero como digo la suerte me acompañó.
El primer día en Glasgow fue lluvioso y estuve realmente quieta, descansando de Edimburgo, pero salí en la noche y conocí a Paul, un arquitecto irlandoescocés que me dio consejos sobre Belfast. Mi segundo día en Glasgow lo aproveché para conocer el museo de arte, la universidad y el río, descubrí la ciudad que no había conocido antes, pero tenía tan poquito tiempo que olvidé estar pendiente del bus.
Corrí por las calles de Glasgow para llegar a tiempo, y lo hice con un minuto de diferencia, minuto que significó atravesarme en frente del bus y rogarle al conductor que me dejara subir por medio de señas. No lo hizo. Me devolví a información para cambiar mi tiquete, cuando alguien me llama por detrás y me dice, el conductor se devolvió por ti. El señor había dado la vuelta a la manzana, solo para recogerme de la forma legal. Fue increíble, me monté en el bus y los demás pasajeros me decían que tenía mucha suerte, que ese tipo de cosas nunca pasaban.
El ferry es absolutamente increíble, con casino, restaurantes y tienda "duty free". Muy buena experiencia para casi 4 horas de viaje.
Llegué a Belfast el mejor día del mundo, ya que había una celebración cultural llamada The Catedral. Conciertos en las calles de diferentes tipos de música, cerveza en cada esquina, obras de teatro, muestras de deportes extremos. INCREÍBLE.
Después de dos horas de estar sola, de ver a la gente y tomar cerveza, conocí a una niña irlandesa en la calle. La verdad es que con ella terminamos recorriendo el festival y saliendo a rumbiar. Fue una de esas noches inolvidables.
Al día siguiente fui en un tour para saber la historia de la ciudad. Es aquí en donde encontré tantas experiencias importantes para nosotros como colombianos, ya que en Irlanda del Norte aún están viviendo las consecuencias de un proceso de paz, aún están en procesos de reconciliación.
Vi la ciudad a través de los ojos de alguien que vive en un país en guerra, aunque no la viva en carne propia. Las comandancias de policía en Belfast, al igual que la corte y el congreso son edificios rodeados por muros antibombas, a cada sirena que suena se siente una tensión en el aire.
Las paredes claman con mensajes políticos, con imágenes de ídolos de todos los países del mundo.
Lo grave, más allá de los simbolismos es el sentimiento de odio que se percibe en el aire en algunos barrios.
Belfast fue dividida por un muro, porque creían que si los dos partidos (protestantes y católicos) no se veían podían contener la violencia. Un grupo apoyaba la independencia de Gran Bretaña (el IRA), mientras el otro quería mantenerse.
Hoy todavía, después de firmar un acuerdo de paz en 1998, hay barrios en los que ondean miles de banderas de Reino Unido, hay protestas y según mi amigo Paul, hay barrios en los que muchas personas no pueden entrar porque terminarían muertas.
¿Qué viene para Colombia? No es por nada, pero el territorio colombiano es más del triple que el de Irlanda, y hoy en día la situación de violencia de muchas regiones es muy similar a la descrita (muchos no pueden ir a un lugar por tener un pensamiento político o porque tienen una situación social diferente), entonces ¿cómo lograremos la paz? El conflicto irlandés duró aproximadamente 30 años, el nuestro lleva más de 70... ¿será posible que en un proceso de paz el tiempo sea como el de una desilusión amorosa (dicen que uno supera a la otra persona en la mitad del tiempo que convivió con el otro, es decir que si duraste 3 años necesitas un año y medio para recuperarte)?
Llegar a acuerdos es solo la primera parte, ponerlos en práctica parece un poco más difícil, pero cambiar mentalidades es el verdadero reto, y creo sinceramente que serán nuestros nietos (y ojo no tengo hijos), quienes vivan realmente la paz.
Debía tomar un bus a las 12 del día en la terminal de Glasglow, transporte que me llevaría al ferry. Aquí aclaro que la puntualidad inglesa es real, así que casi me deja el bus, pero como digo la suerte me acompañó.
El primer día en Glasgow fue lluvioso y estuve realmente quieta, descansando de Edimburgo, pero salí en la noche y conocí a Paul, un arquitecto irlandoescocés que me dio consejos sobre Belfast. Mi segundo día en Glasgow lo aproveché para conocer el museo de arte, la universidad y el río, descubrí la ciudad que no había conocido antes, pero tenía tan poquito tiempo que olvidé estar pendiente del bus.
El museo se encuentra en el medio de un parque |
Es fácil asociar la Universidad de Glasgow con Harry Potter por su arquitectura |
En el centro de la ciudad se encuentra una calle peatonal llena de vida, lo que más se ven son cantantes callejeros |
En la bahía del río que atraviesa la ciudad |
Esta escultura está ubicada a la entrada de la estación de buses, me sentí identificada |
El ferry es absolutamente increíble, con casino, restaurantes y tienda "duty free". Muy buena experiencia para casi 4 horas de viaje.
Llegué a Belfast el mejor día del mundo, ya que había una celebración cultural llamada The Catedral. Conciertos en las calles de diferentes tipos de música, cerveza en cada esquina, obras de teatro, muestras de deportes extremos. INCREÍBLE.
Después de dos horas de estar sola, de ver a la gente y tomar cerveza, conocí a una niña irlandesa en la calle. La verdad es que con ella terminamos recorriendo el festival y saliendo a rumbiar. Fue una de esas noches inolvidables.
Al día siguiente fui en un tour para saber la historia de la ciudad. Es aquí en donde encontré tantas experiencias importantes para nosotros como colombianos, ya que en Irlanda del Norte aún están viviendo las consecuencias de un proceso de paz, aún están en procesos de reconciliación.
Vi la ciudad a través de los ojos de alguien que vive en un país en guerra, aunque no la viva en carne propia. Las comandancias de policía en Belfast, al igual que la corte y el congreso son edificios rodeados por muros antibombas, a cada sirena que suena se siente una tensión en el aire.
Las paredes claman con mensajes políticos, con imágenes de ídolos de todos los países del mundo.
"Preparado para la paz, listo para la guerra", ¿fuerte no? |
Así es el amigo Chaves está presente en Belfast |
Lo grave, más allá de los simbolismos es el sentimiento de odio que se percibe en el aire en algunos barrios.
Belfast fue dividida por un muro, porque creían que si los dos partidos (protestantes y católicos) no se veían podían contener la violencia. Un grupo apoyaba la independencia de Gran Bretaña (el IRA), mientras el otro quería mantenerse.
Hoy todavía, después de firmar un acuerdo de paz en 1998, hay barrios en los que ondean miles de banderas de Reino Unido, hay protestas y según mi amigo Paul, hay barrios en los que muchas personas no pueden entrar porque terminarían muertas.
¿Qué viene para Colombia? No es por nada, pero el territorio colombiano es más del triple que el de Irlanda, y hoy en día la situación de violencia de muchas regiones es muy similar a la descrita (muchos no pueden ir a un lugar por tener un pensamiento político o porque tienen una situación social diferente), entonces ¿cómo lograremos la paz? El conflicto irlandés duró aproximadamente 30 años, el nuestro lleva más de 70... ¿será posible que en un proceso de paz el tiempo sea como el de una desilusión amorosa (dicen que uno supera a la otra persona en la mitad del tiempo que convivió con el otro, es decir que si duraste 3 años necesitas un año y medio para recuperarte)?
Llegar a acuerdos es solo la primera parte, ponerlos en práctica parece un poco más difícil, pero cambiar mentalidades es el verdadero reto, y creo sinceramente que serán nuestros nietos (y ojo no tengo hijos), quienes vivan realmente la paz.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Banda sonora de un viaje, de una experiencia
Se que suena raro pero mi viaje tiene banda sonora propia, construida desde antes de dejar Bogotá y complementada gracias a las experiencias y personas conocidas.
Comienza con "Vamos a darle la vuelta al mundo" de Calle 13, siento que la letra de la canción describe exactamente como me sentía antes de viajar y porque quería salir corriendo:
Sigue con "Sur o no Sur" de Kevin Johansen, esta canción se relaciona directamente con mi estadía en Cardiff:
En Cardiff además de las canciones de fiesta (Wake me up, I don´t care, Dimonds, y todas las que también sonaron en Bogotá) hay tres canciones que marcaron momentos de mi estadía: "Lonely" de Akon, porque la canté en una clase y los chinos me hicieron el coro, y después de eso, Kyle me cantó "You are not alone" de Michael Jackson y la tercera canción que además es banda sonora de TODO el viaje sin duda es "Three little birds" de Bob Marley (...don´t worry about a thing, every little thing it´s going to be alrigth... no es necesario decir más).
Luego de estas canciones hay varias sin orden, Very Superstitious de Stevie Wonder, porque siempre que sonaba conocía a alguien o pasaba algo extraordinario, Ring of fire de Johnny Cash, por que la oí en Escocia e Irlanda sin descanso y cada vez que sonaba me hacía sonreir, Let her go de Passengers, porque simplemente me recuerda a Escocia y a Sandro uno de mis amores de un día.
Con Jonhfa siempre hay reguetón y está vez en Singapur y Hong Kong sonaron dos clásicos: "Suave" y "Japón" de Calle 13.
En Rusia tuvimos un momento de banda sonora en un taxi, lamentablemente no se que canción era, pero en la mente siempre quedará el momento, en Turquía oí mucha música de allá, pero tampoco tengo los nombres, así que agregó unos de los videos grabados por mí:
El espíritu escoces:
En Irlanda:
En Rusia:
En Turquía:
En Hong Kong (en este video aparece un templo, en un comienzo las personas preguntan sobre su futuro y agitan una especie de palitos, dependiendo cuantos y cómo caigan interpretan lo que va a pasar):
De vuelta a Bogotá - Realidad
En unas horas estaré en Colombia. Escribo desde el aeropuerto de Fort Lauderdale, luego de una de las peores escalas que he tenido en mi vida (sí, por encima de la de Sri Lanka). Estuve 8 horas en un aeropuerto muerto, con todos los almacenes cerrados y durmiendo encima de sillas incomodas. El problema con la escala fue que era de 12 de la noche a 7 de la mañana. Pero bueno, superada la noche, con un semipeinado que disimule la dormida, lavados los dientes, tomando café y rodeada de colombianos siento que ya estoy en casa.
No puedo dejar de sentir nostalgia. Emprendí un viaje descorazonada, desilusionada, casi como una pataleta contra la vida (algo así como: "listo no me das lo que quiero, lo tomo por mis propios medios, pero jodida no me quedo"), así que recorrí 9 países en 4 meses, conocí gente de todas partes del mundo y gasté plata en comida (llego con 7 kilos de más, pero espero bajarlos comiendo a horas indicadas y las cantidades adecuadas).
Espero continuar escribiendo para contar con detalle sobre Escocia, Irlanda del Norte, Rusia y Turquía (creo que son los cuatro países de los que menos he hablado). Mi computador guarda más de 3000 fotos y llené 3 agendas-diarios durante la travesía. Tengo guardada mucha basura (tiquetes de museos, parques, folletos). Aprendí a tomar té (verde, negro, de frutas, chino... tantas variedades) y a comunicarme en cualquier idioma (el truco está en la actitud).
Me hubiera gustado comprar un sinnúmero de botellas de licor dependiendo del lugar (vodka en Rusia, whisky en Escocia, Rasiki en Turquía...) o tener la plata suficiente para recuerdos costosos (un tapete hecho a mano en Turquía, una lámpara para la casa, una matrioska gigante, un abrigo de piel, ropa, mucha ropa, zapatos, etc.). Había guardado billetes de cada lugar que visité, pero en un arranque de pobreza en Estados Unidos los cambié por dólares y así descubres que al final lo que más queda son los recuerdos, los pensamientos.
Gracias Dios por permitirme tener esta extraordinaria experiencia, gracias porque tengo y tuve mucho más de lo que esperaba. Es increíble lo vivido y creo que solo lo lograré comprender totalmente a la distancia.
No puedo dejar de sentir nostalgia. Emprendí un viaje descorazonada, desilusionada, casi como una pataleta contra la vida (algo así como: "listo no me das lo que quiero, lo tomo por mis propios medios, pero jodida no me quedo"), así que recorrí 9 países en 4 meses, conocí gente de todas partes del mundo y gasté plata en comida (llego con 7 kilos de más, pero espero bajarlos comiendo a horas indicadas y las cantidades adecuadas).
Espero continuar escribiendo para contar con detalle sobre Escocia, Irlanda del Norte, Rusia y Turquía (creo que son los cuatro países de los que menos he hablado). Mi computador guarda más de 3000 fotos y llené 3 agendas-diarios durante la travesía. Tengo guardada mucha basura (tiquetes de museos, parques, folletos). Aprendí a tomar té (verde, negro, de frutas, chino... tantas variedades) y a comunicarme en cualquier idioma (el truco está en la actitud).
Me hubiera gustado comprar un sinnúmero de botellas de licor dependiendo del lugar (vodka en Rusia, whisky en Escocia, Rasiki en Turquía...) o tener la plata suficiente para recuerdos costosos (un tapete hecho a mano en Turquía, una lámpara para la casa, una matrioska gigante, un abrigo de piel, ropa, mucha ropa, zapatos, etc.). Había guardado billetes de cada lugar que visité, pero en un arranque de pobreza en Estados Unidos los cambié por dólares y así descubres que al final lo que más queda son los recuerdos, los pensamientos.
Gracias Dios por permitirme tener esta extraordinaria experiencia, gracias porque tengo y tuve mucho más de lo que esperaba. Es increíble lo vivido y creo que solo lo lograré comprender totalmente a la distancia.
domingo, 3 de noviembre de 2013
Comparaciones
Se que es feo comparar y que la mayoría de las cosas que uno comprar suelen ser "peras con manzanas", pero es inevitable hacerlo.
Escribo en el último día de mi viaje. Estoy en Nueva York, madrugando (parece que ningún lugar del mundo me quitará esa costumbre) y miro hacía atrás sin intensión, solo un poco sorprendida de lo extraordinario que ha sido este año y un poco temerosa de lo que viene (tengo un pensamiento sobre el equilibrio divino y me ha ido tan bien que me da miedo que la balanza se voltee).Llegué a Nueva York cansada, pensando en el final de mi viaje, pensando en errores imaginarios (¿será qué estuvo bien viajar a lo largo del mundo con plata prestada?, ¿será qué está bien estar en Nueva York con María Sanín?, ¿será qué debí volver a Colombia mucho antes?, ¿será qué la plata me alcanza?..), pero como siempre, los miedos y las quejas se dispersan cuando decides vivir, y yo no me quería amargar los últimos 4 días de viaje.
Nueva York, la gran manzana, la gran ciudad... sigue siéndolo, siempre lo será. Estuve cuatro días relajada, haciendo solo aquello que realmente quería, esta es mi segunda visita a la ciudad y por lo mismo decidí visitar los sitios que no conocía, tomarme el tiempo para dejar atrás ser turista con todos los "debes" que eso implica.
Un paréntesis en esta parte:
En Rusia, como Marijuli y yo íbamos con Laura y Juanita todos los planes eran "debemos visitar", porque se supone que cuando vas a un lugar y no conoces lo que se "debe" es como si no hubieras estado en ese país. En Nueva York tuve la oportunidad de elegir no ver la estatua de la libertad o el memorial 9/11, que me juzguen los demás por no querer ver lo que todo el mundo ve.
Así fue como visité lugares que no conocía y decidí invertir mi dinero en una experiencia que sí quería tener desde Londres: ir al musical del Rey León. Es decir que mi experiencia fue la gratuita (caminar por Central Park, Time Square, Brooklin, High Line, Chelsea Market, Washington Square, etc), tuve tiempo para asumir que vuelvo a Colombia, tuve tiempo para pensar y pensar.
El puente de Brooklin me encantó |
Strawberry Fields - lugar en Central Park dedicado a John Lenon (Uno de los muchos homenajes públicos, aquí en cada esquina, cada banca está dedicado a alguien o algo) |
No puedo asegurar que no volveré a estar triste o brava o aburrida de la vida en Bogotá, pero se que después de viajar quiero seguir haciéndolo, el mundo es demasiado grande (o pequeño, depende de la perspectiva) para quedarse encerrado. La plata no es problema, siempre aparece, lo difícil es salir de Colombia.
Los mensajes llegan desde cualquier parte |
Ahora una comparación que le da el nombre a la entrada, cuando visité Hong Kong tenía en mente Nueva York por los rascacielos, por el espacio (una isla), pero ahora que estoy aquí se que no tiene nada que ver una ciudad con la otra, Hong Kong no tiene espacio, en cambio aquí no sentí la misma claustrofobia... Quizá es solo mi perspectiva.
miércoles, 30 de octubre de 2013
Filipinas en detalle
Mi primera mirada
de Filipinas no se alejó mucho de la realidad. Manila se parece a Bogotá porque
es la capital de un país pobre.
No digo que
Bogotá sea lo peor, pero aunque ha mejorado en espacios públicos para los
peatones y algunas zonas tienen diseño urbano (en Manila encontré muy pocas
zonas bonitas), aún le falta en infraestructura vial y problemas sociales.
Cuando
estaba en Bogotá pensaba que los vendedores ambulantes, payasos de esquina (que
a mi modo de ver pueden hacer parte de una ciudad organizada, pero como empleo
formal, no pidiendo plata), basura, buses que paran en todos lados, trancones
de horas para trayectos de 20 minutos, eran algo normal de una metrópoli. Sin
embargo después de conocer Hong Kong, en donde a pesar de los problemas de
espacio hay buen transporte público, zonas peatonales (subterráneas y por
encima de la tierra) y el empleo informal (mercados) está organizado, creo que
Bogotá podría ser mejor y no ser comparada con una ciudad como Manila, en dónde
las diferencias sociales se ven en las calles (en los barrios más bonitos la
gente es chick y venden carros de lujo, en las zonas para llegar a las atracciones
turísticas pasas por barrios sin andenes, gente durmiendo en las calles,
basura).
Mis dos
días en Manila fueron muy buenos, después del impacto bogotano. En el hostal
conocí a tres hombres (uno australiano, uno de Finlandia y el otro de
Inglaterra) y me autoinvité a salir a rumbiar con ellos. El hostal en el que me
quedé está ubicado a 5 minutos de la zona moderna de Manila, el centro
financiero, así que nuestra noche empezó con cocteles en un bar muy bonito.
Como yo era la única niña entre los hombres (esa noche el inglés prometió
llegar a la rumba más tarde, pero se nos unió un suizo del hostal a último
momento) me consintieron mucho.
En el bar
las niñas se acercaban a nosotros con la excusa de mi pelo, me decían que
parecía modelo (el pelo de las hermosas mujeres de Filipinas es completamente liso, tanto que
en los supermercados no venden productos para pelo crespo). Yo feliz me dejé
admirar en mi diferencia (sé que les llamaba la atención porque no me veía como
ellas, más que por la belleza en sí, ah y claro estar rodeada de extranjeros
siempre es un buen gancho para cualquier mujer). Cambiamos de bar y como por
acto de magia no nos cobran cover. En la segunda discoteca encuentro unos
ecuatorianos que me preguntan porque estoy tan lejos de Colombia, que soy la
primera persona que conocen de Suramérica en el país (al parecer Filipinas aún
no hace parte del destino turístico de los suramericanos). Seguimos bailando,
el australiano (Matty) me recuerda a todos mis primos, le coquetea a lo que se
mueva. Topi (el finlandés) se queda conmigo, aunque fuma como una chimenea (en
Filipinas no hay reglas que impidan que las personas fumen dentro de recintos).
Saltamos a un tercer bar, se nos une el inglés y llegamos al cuarto bar.
En la
mañana me levanto y desayuno hamburguesa de barrio triple con huevo, junto con
Matty y Mat. Recorro la zona financiera de día, mientras busco una casa de
cambio. Vuelvo al hostal y Top se despierta ante las historias de la noche
anterior. Digo: “No me voy a quedar encerrada, voy al centro histórico, alguno
me acompaña”, Topi se lava los dientes y sale con la misma ropa de la noche
anterior y sin bañarse.
Como no me
fije en ningún mapa de Manila antes de salir (uno de los errores que no se
deben cometer cuando uno está de viaje) nos perdimos en el centro de Manila,
lugar sin indicaciones y en dónde los locales no conocen sus atracciones
turísticas.
Por fin
llegamos al Parque Sauzal, y caminamos en la bahía hasta un parque de
diversiones. Caminar con Topi fue conocer cómo es Finlandia, fue saber que es
un país sin pobreza, sin desempleo (o con ayudas para los desempleados), fue
saber que desde la perspectiva de un joven de 28 años es un país lejos de ser
ideal si no quieres tener el futuro marcado por horarios, si no quieres hacer parte
del rebaño (me levanto, desayuno, beso a mi esposa y a mis hijos, trabajo,
vuelvo a la casa, ceno y me acuesto, todos los días lo mismo).
Topi se
gana la vida de la forma más rara del mundo, pero le guardo el secreto. Ha
recorrido Asia y aunque duda de su futuro, no sabe cómo cambiarlo. Como no caer
en lo que la vida nos exige (tener un trabajo, comprar casa, encontrar la
estabilidad en actos cotidianos), creo que todos tenemos las mismas dudas.
Recorrer
Manila de noche al lado de Topi fue una buena experiencia.
Dejé
Filipinas sabiendo precios de taxis, conociendo un poco más de otros países y a
través de uno de los aeropuertos más feos del mundo.
Siguiente
destino: Turquía.
miércoles, 23 de octubre de 2013
Hospitalidad rusa
Aunque los rumores que llegan a Bogotá es que los rusos son serios, poco colaboradores y no saben inglés, en este viaje estamos rompiendo mitos: hemos paseado con las maletas por todo Moscú y siempre hay alguien que me ayuda a cargarla; con Majuli siempre que hemos preguntado una dirección, aunque sea con señas, hemos encontrado a alguien que nos guía; y sobre el inglés, creo que si un extranjero visita Colombia le va a pasar lo mismo, 10% de la población ni lo balbucea.
Rusia es espectacular, con sus grandes espacios, construcciones imponentes, esculturas de héroes desconocidos, temas políticos, de guerra y cotidianos (como dice nuestra guía: escenas cotidianas de trabajadores felices). El frío no me molesta, todo, absolutamente todo hace parte del paseo. Además en un ataque de compras ahora tengo un animalito en la cabeza: compré un gorro rusos hecho de zorrito (ya se que los ecologistas me van a matar por esto, mi gorro era primo hermano de mi chaqueta).
Los hombres (se que todos esperan ansiosos mi opinión sobre ellos) son de lo más amable, los encuentros que hemos tenido con ellos han sido: en un café (un chico le habló profundamente a Majuli), en la salida del metro (un chico nos acompañó caminando mientras nos hablaba), en un MacDonalds (un estudiante de MA). Físicamente (después de tener la mirada profunda y oscura de los turcos) debo admitir que no me han parecido tan simplones como pensaba, sí son blancos y de ojos claros, monos o castaño claro, pero nada feos.
Para recorrer Moscú recomiendan quedarse en el círculo central (la línea circular del metro te da la medida), ya que todos los lugares turísticos (iglesias, plaza roja, Kremlin, etc) están ubicados en este espacio. Dado que con Majuli esperamos a que llegaran sus amigas para recorrerlo, lo que he conocido hasta el momento lo categorizaría como una experiencia rusa diferente... pero quien sabe, quizá mi experiencia rusa sea como un paquete chileno.
Este último comentario además me pone a pensar en que cada vez que llego de un país y conozco a alguien que ya estuvo allí, y comenzamos a hablar de experiencias siento que no estuve en el mismo lugar. Creo que todas las ciudades son demasiado grandes y que los planes y experiencias dependen de cada uno. También hay que aprender de lo que nos gusta o no. Si alguien quiere ir a Disney de Hong Kong o dejar de entrar a una iglesia es respetable.
Después de conocer un lugar por primera vez, me encantaría volver y tener una experiencia diferente. Por el momento no es más.
Rusia es espectacular, con sus grandes espacios, construcciones imponentes, esculturas de héroes desconocidos, temas políticos, de guerra y cotidianos (como dice nuestra guía: escenas cotidianas de trabajadores felices). El frío no me molesta, todo, absolutamente todo hace parte del paseo. Además en un ataque de compras ahora tengo un animalito en la cabeza: compré un gorro rusos hecho de zorrito (ya se que los ecologistas me van a matar por esto, mi gorro era primo hermano de mi chaqueta).
Los hombres (se que todos esperan ansiosos mi opinión sobre ellos) son de lo más amable, los encuentros que hemos tenido con ellos han sido: en un café (un chico le habló profundamente a Majuli), en la salida del metro (un chico nos acompañó caminando mientras nos hablaba), en un MacDonalds (un estudiante de MA). Físicamente (después de tener la mirada profunda y oscura de los turcos) debo admitir que no me han parecido tan simplones como pensaba, sí son blancos y de ojos claros, monos o castaño claro, pero nada feos.
Para recorrer Moscú recomiendan quedarse en el círculo central (la línea circular del metro te da la medida), ya que todos los lugares turísticos (iglesias, plaza roja, Kremlin, etc) están ubicados en este espacio. Dado que con Majuli esperamos a que llegaran sus amigas para recorrerlo, lo que he conocido hasta el momento lo categorizaría como una experiencia rusa diferente... pero quien sabe, quizá mi experiencia rusa sea como un paquete chileno.
Este último comentario además me pone a pensar en que cada vez que llego de un país y conozco a alguien que ya estuvo allí, y comenzamos a hablar de experiencias siento que no estuve en el mismo lugar. Creo que todas las ciudades son demasiado grandes y que los planes y experiencias dependen de cada uno. También hay que aprender de lo que nos gusta o no. Si alguien quiere ir a Disney de Hong Kong o dejar de entrar a una iglesia es respetable.
Después de conocer un lugar por primera vez, me encantaría volver y tener una experiencia diferente. Por el momento no es más.
lunes, 21 de octubre de 2013
Aeropuertos
Cómo no voy
a hablar de aeropuertos si he pasado más de una semana en ellos, los hay excelentes,
buenos, malos y pésimos.
Mi
experiencia viajera me dice que los mejores son aquellos en los que las esperas
se pasan rápido, siempre encuentras en dónde sentarte o tienes la tentación de
comprar en los “duty free”.
Kuala Lumpur
en Malasya, tiene uno de los mejores aeropuertos en los que he estado, es
gigantesco (de esos en los que te dicen ve a la puerta 601) pero mientras
caminas hacia tu puerta de embarque tienes todo a la mano: restaurantes, casas
de cambio, cafés, almacenes, wifi, además de las facilidades para caminar:
rampas tipo supersónico, buena señalización, y buena música ambiental.
El siguiente
en mi lista sería Singapur y Hong Kong con transporte de trencito entre las
terminales y outles en su duty free.
Los peores:
Sri Lanka (Sri Lanka) y Manila (Filipinas). Estos países cuentan con un turismo
a las playas gigantescos y al mismo tiempo con pobreza extrema, ¿de qué vale
ser rico en lugares turísticos si no saben cómo sacarle el suficiente provecho
para mejorar las condiciones de tu país? (claramente no solo hablo del
aeropuerto).
Entre los
aeropuertos que esperaba más está el de Londres, con un tráfico aéreo tan alto,
les hace falta una remodelación en los vuelos de salida de la terminal 5 (fue
la que conocí).
Atarturk en
Estambul, es un buen aeropuerto, aunque con grandes distancias para llegar a
las puertas de embarque. El de Kiev en Ucrania, me ha parecido pequeño, pero
moderno, le hacen falta restaurantes y cafés.
Aún no
conozco el de Rusia, estoy camino hacia allá, les contaré como me va.
Entre las
cosas extrañas que me han pasado en los aeropuertos, esta mi experiencia de
hoy, el vuelo de Estambul a Kiev se retrasó una hora, y cuando llegué a tomar
mi siguiente vuelo a Moscú ya había despegado. Soluciones, consigues a alguien
de la aerolínea, nadie te entiende o te entienden pero no se les da la gana de
hablarte en inglés. Como fue culpa de la aerolínea me dieron un cupo en el
siguiente vuelo (3 horas después), la enseñanza está en no poner las conexiones
con diferencias tan pequeñas de tiempo (mínimo 2 horas).
Y aquí sigo
en un aeropuerto.
lunes, 14 de octubre de 2013
En Estambul en medio de la celebración de Eid al-Adha
Hoy 15 de octubre me despertó un grito de oración a Dios en Estambul. Los musulmanes celebran la Fiesta del Sacrificio, llamada también Eid al-Adha. Encontré esta nota que explica bastante resumido el tema (ver aquí).
La idea general es celebrar el sacrifico de Abraham, es una festividad muy bonita porque los más ricos comparten con los más pobres. Nuestra guía en Estambul (llamada Yuki) nos contó que si uno de besa las manos de la gente mayor recibe plata o dulces.
Pero dejando atrás la celebración, aquí estoy, en Turquía, uno de los destinos más bonitos que he visitado. Estambul es increíble porque todas las historias desencadenan aquí, Roma, Grecia, Egipto... todos tuvieron gobernantes relacionados con la ciudad que un día fue Costantinopla.
Todas las esquinas pueden tener más de 1500 años, las construcciones se unen unas con otras. El gran bazar lo imaginé más caótico, pero está super organizado. Los hombres son lo más coqueto del mundo, pero me encanta (¿a quien no le gustan los cumplidos aunque solo te los digan para venderte cosas?) y la gente en general ha sido muy amable, quizá porque tampoco he recorrido mucho sola, conocí a una estadounidense y caminamos juntas, eso da algo de seguridad.
Luego publico fotos y cuento un poco más sobre la ciudad.
La idea general es celebrar el sacrifico de Abraham, es una festividad muy bonita porque los más ricos comparten con los más pobres. Nuestra guía en Estambul (llamada Yuki) nos contó que si uno de besa las manos de la gente mayor recibe plata o dulces.
Pero dejando atrás la celebración, aquí estoy, en Turquía, uno de los destinos más bonitos que he visitado. Estambul es increíble porque todas las historias desencadenan aquí, Roma, Grecia, Egipto... todos tuvieron gobernantes relacionados con la ciudad que un día fue Costantinopla.
Todas las esquinas pueden tener más de 1500 años, las construcciones se unen unas con otras. El gran bazar lo imaginé más caótico, pero está super organizado. Los hombres son lo más coqueto del mundo, pero me encanta (¿a quien no le gustan los cumplidos aunque solo te los digan para venderte cosas?) y la gente en general ha sido muy amable, quizá porque tampoco he recorrido mucho sola, conocí a una estadounidense y caminamos juntas, eso da algo de seguridad.
Luego publico fotos y cuento un poco más sobre la ciudad.
domingo, 13 de octubre de 2013
Hong Kong: abruma y fascina
Llegué a Hong Kong con poco conocimiento de la isla, es decir conocía lo que los chinos me habían contado desde su perspectiva: que Hong Kong era rancho aparte.
Es una ciudad que abruma porque son solo rascacielos, y está llena de publicidad y avisos. Gente, gente y más gente, no hablan inglés, lo balbucean, entonces uno solo tiene que decir palabras claves para hacerse entender. Además, a las personas y los edificios se suma la temperatura, calor pegajoso.
Como comerciantes son los mejores. En HK hay muchos mercados callejeros para visitar, y es como una preparación para ir a negociar en Estambul.
Claramente visitamos el gran buda, templos, jardines, la bahía, the peak y comimos en la calle, aunque nos faltó. De alguna forma siento que cada vez que dejo una ciudad me faltaron cosas por ver, como si las 18 horas diarias que me paso caminando, recorriendo, viviendo, no fueran suficientes.
En Escocia conocí a un italo-canadiense y el decía que yo era una "go, go, go girl" que nunca me estaba quieta en un solo sitio, y a pesar de eso, siento que me falta.
Me gustaría tener un guía local, no turístico, alguien que te mostrara sus lugares favoritos o lo que siente que es extraordinario, para que todos los sitios tuvieran no solo un sentido... es un poco la historia que ocultan (y me refiero a las historias cotidianas).
No obstante si hago el recuento he recorrido mucho y ahora cada lugar tiene una historia mía para contar.
Como comerciantes son los mejores. En HK hay muchos mercados callejeros para visitar, y es como una preparación para ir a negociar en Estambul.
Claramente visitamos el gran buda, templos, jardines, la bahía, the peak y comimos en la calle, aunque nos faltó. De alguna forma siento que cada vez que dejo una ciudad me faltaron cosas por ver, como si las 18 horas diarias que me paso caminando, recorriendo, viviendo, no fueran suficientes.
En Escocia conocí a un italo-canadiense y el decía que yo era una "go, go, go girl" que nunca me estaba quieta en un solo sitio, y a pesar de eso, siento que me falta.
Me gustaría tener un guía local, no turístico, alguien que te mostrara sus lugares favoritos o lo que siente que es extraordinario, para que todos los sitios tuvieran no solo un sentido... es un poco la historia que ocultan (y me refiero a las historias cotidianas).
No obstante si hago el recuento he recorrido mucho y ahora cada lugar tiene una historia mía para contar.
viernes, 11 de octubre de 2013
Primera mirada de Manila: igualita a Bogotá
Acabo de llegar a Manila y desde ya me siento en Bogotá solo que con un clima de 30 grados y humedad tipo Barranquilla. La razón es simple, llegué y un taxista intentó cobrarme 1600 pesos de Filipinas (que equivalen a 40 dólares) para llevarme a mi hostal, a mi me pareció extravagante la cifra, así que me acerqué a información del aeropuerto y el de recepción me dijo que sí me querían tumbar y me ofreció un servicio seguro por la mitad del precio. Yo seguía escéptica, pero después de hablar con el señor y asegurarme que no conocía la ciudad, que era mejor ir segura, que esto, que aquello, caí en un taxi de 800 pesos (20 dólares), cuando en realidad cuesta 350 pesos (me lo dijo el que me recibió en el hostal).
El camino de dos horas hasta mi hostal fue por causa del clima (está pasando la tormenta tropical Sandy y solo habrá dos días de lluvia y lluvia), la hora pico, el día (viernes, fin de semana), entonces sufrí un trayecto de 20-30 minutos durante el triple de tiempo, en las calles vendedores ambulantes (con el consabido paquete, agua o gaseosa) y huecos, sí señores, después de pasar por Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte, Singapur y Hong Kong, en dónde las calles no tienen huecos y los trancones no se sienten porque el metro llega hasta el aeropuerto o simplemente son de 15 minutos, aterrice en Filipinas, tierra que me recordó mi terruño: te ven la cara de turista, trancones, vendedores, y todo el mundo quiere sacar provecho, creo que todo esto se debe a que es colonia española, igual que nosotros.
El plan playa que había hecho en un comienzo se cayó, pero entra el plan B en acción: conocer el centro, lugares históricos y la bahía. Además estoy en un distritos de restaurantes, así que me dedicaré a probar nueva comida.
Así comienza mi tercera parada: Filipinas
El camino de dos horas hasta mi hostal fue por causa del clima (está pasando la tormenta tropical Sandy y solo habrá dos días de lluvia y lluvia), la hora pico, el día (viernes, fin de semana), entonces sufrí un trayecto de 20-30 minutos durante el triple de tiempo, en las calles vendedores ambulantes (con el consabido paquete, agua o gaseosa) y huecos, sí señores, después de pasar por Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte, Singapur y Hong Kong, en dónde las calles no tienen huecos y los trancones no se sienten porque el metro llega hasta el aeropuerto o simplemente son de 15 minutos, aterrice en Filipinas, tierra que me recordó mi terruño: te ven la cara de turista, trancones, vendedores, y todo el mundo quiere sacar provecho, creo que todo esto se debe a que es colonia española, igual que nosotros.
El plan playa que había hecho en un comienzo se cayó, pero entra el plan B en acción: conocer el centro, lugares históricos y la bahía. Además estoy en un distritos de restaurantes, así que me dedicaré a probar nueva comida.
Así comienza mi tercera parada: Filipinas
jueves, 10 de octubre de 2013
Singapur, la tierra de los 49 años
El Merlion (pez con cabeza de león) es el animal distintivo del país. Hay replicas en todas partes, las más famosas son la de la Marina Bay y ahora Sentosa (foto). |
La historia la aprendimos en un museo llamado Los colores de Singapur, en la isla de Sentosa, una de las islas del país. Allá hay parques de diversiones, museos, espectáculos, playa y el acuario más grande del mundo. Claramente hicimos todas las actividades:
Uno de los túneles de visión 360 grados bajo el agua |
Museo sobre navegación |
Parque acuático |
En la playa |
Singapur es una ciudad que combina lo más nuevo en una zona con un poco de caos en otras. Por ejemplo, la zona financiera es espectacular, las construcciones me recordaron a mi hermano y mi papá que son arquitectos y que se estarían gozando todas las ciudades por sus construcciones (Londres es increíble en este aspecto).
Por el otro lado están barrios como Little India o China Town donde todo es caos:
A la salida del metro en China Town |
Celebración en Little India |
Jonfa nos invitó una noche en el Marina Bay Sands, hotel de lujo en la isla, así que pasamos del barrio de la India a lo más lujoso de Singapur.
Antes de llegar tomamos la foto en uno de los museos de Sentosa. |
El hotel cuenta con 57 pisos y tres torres. |
La piscina está ubicada en el último piso del hotel (donde se vé la forma de barco), con vista hacía la bahía y el puerto |
Otros lugares que visité en la isla fueron el Jardín Botánico y los barrios finos. Por ejemplo, es en el primer país en el que veo tres carros increíbles caminando menos de dos cuadras:
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