viernes, 11 de octubre de 2013

Primera mirada de Manila: igualita a Bogotá

Acabo de llegar a Manila y desde ya me siento en Bogotá solo que con un clima de 30 grados y humedad tipo Barranquilla. La razón es simple, llegué y un taxista intentó cobrarme 1600 pesos de Filipinas (que equivalen a 40 dólares) para llevarme a mi hostal, a mi me pareció extravagante la cifra, así que me acerqué a información del aeropuerto y el de recepción me dijo que sí me querían tumbar y me ofreció un servicio seguro por la mitad del precio. Yo seguía escéptica, pero después de hablar con el señor y asegurarme que no conocía la ciudad, que era mejor ir segura, que esto, que aquello, caí en un taxi de 800 pesos (20 dólares), cuando en realidad cuesta 350 pesos (me lo dijo el que me recibió en el hostal).

El camino de dos horas hasta mi hostal fue por causa del clima (está pasando la tormenta tropical Sandy y solo habrá dos días de lluvia y lluvia), la hora pico, el día (viernes, fin de semana), entonces sufrí un trayecto de 20-30 minutos durante el triple de tiempo, en las calles vendedores ambulantes (con el consabido paquete, agua o gaseosa) y huecos, sí señores, después de pasar por Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte, Singapur y Hong Kong, en dónde las calles no tienen huecos y los trancones no se sienten porque el metro llega hasta el aeropuerto o simplemente son de 15 minutos, aterrice en Filipinas, tierra que me recordó mi terruño: te ven la cara de turista, trancones, vendedores, y todo el mundo quiere sacar provecho, creo que todo esto se debe a que es colonia española, igual que nosotros.

El plan playa que había hecho en un comienzo se cayó, pero entra el plan B en acción: conocer el centro, lugares históricos y la bahía. Además estoy en un distritos de restaurantes, así que me dedicaré a probar nueva comida.

Así comienza mi tercera parada: Filipinas

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