miércoles, 30 de octubre de 2013

Filipinas en detalle

Mi primera mirada de Filipinas no se alejó mucho de la realidad. Manila se parece a Bogotá porque es la capital de un país pobre.

No digo que Bogotá sea lo peor, pero aunque ha mejorado en espacios públicos para los peatones y algunas zonas tienen diseño urbano (en Manila encontré muy pocas zonas bonitas), aún le falta en infraestructura vial y problemas sociales.

Cuando estaba en Bogotá pensaba que los vendedores ambulantes, payasos de esquina (que a mi modo de ver pueden hacer parte de una ciudad organizada, pero como empleo formal, no pidiendo plata), basura, buses que paran en todos lados, trancones de horas para trayectos de 20 minutos, eran algo normal de una metrópoli. Sin embargo después de conocer Hong Kong, en donde a pesar de los problemas de espacio hay buen transporte público, zonas peatonales (subterráneas y por encima de la tierra) y el empleo informal (mercados) está organizado, creo que Bogotá podría ser mejor y no ser comparada con una ciudad como Manila, en dónde las diferencias sociales se ven en las calles (en los barrios más bonitos la gente es chick y venden carros de lujo, en las zonas para llegar a las atracciones turísticas pasas por barrios sin andenes, gente durmiendo en las calles, basura).

Mis dos días en Manila fueron muy buenos, después del impacto bogotano. En el hostal conocí a tres hombres (uno australiano, uno de Finlandia y el otro de Inglaterra) y me autoinvité a salir a rumbiar con ellos. El hostal en el que me quedé está ubicado a 5 minutos de la zona moderna de Manila, el centro financiero, así que nuestra noche empezó con cocteles en un bar muy bonito. Como yo era la única niña entre los hombres (esa noche el inglés prometió llegar a la rumba más tarde, pero se nos unió un suizo del hostal a último momento) me consintieron mucho.

En el bar las niñas se acercaban a nosotros con la excusa de mi pelo, me decían que parecía modelo (el pelo de las hermosas mujeres  de Filipinas es completamente liso, tanto que en los supermercados no venden productos para pelo crespo). Yo feliz me dejé admirar en mi diferencia (sé que les llamaba la atención porque no me veía como ellas, más que por la belleza en sí, ah y claro estar rodeada de extranjeros siempre es un buen gancho para cualquier mujer). Cambiamos de bar y como por acto de magia no nos cobran cover. En la segunda discoteca encuentro unos ecuatorianos que me preguntan porque estoy tan lejos de Colombia, que soy la primera persona que conocen de Suramérica en el país (al parecer Filipinas aún no hace parte del destino turístico de los suramericanos). Seguimos bailando, el australiano (Matty) me recuerda a todos mis primos, le coquetea a lo que se mueva. Topi (el finlandés) se queda conmigo, aunque fuma como una chimenea (en Filipinas no hay reglas que impidan que las personas fumen dentro de recintos). Saltamos a un tercer bar, se nos une el inglés y llegamos al cuarto bar.

En la mañana me levanto y desayuno hamburguesa de barrio triple con huevo, junto con Matty y Mat. Recorro la zona financiera de día, mientras busco una casa de cambio. Vuelvo al hostal y Top se despierta ante las historias de la noche anterior. Digo: “No me voy a quedar encerrada, voy al centro histórico, alguno me acompaña”, Topi se lava los dientes y sale con la misma ropa de la noche anterior y sin bañarse.
Como no me fije en ningún mapa de Manila antes de salir (uno de los errores que no se deben cometer cuando uno está de viaje) nos perdimos en el centro de Manila, lugar sin indicaciones y en dónde los locales no conocen sus atracciones turísticas.

Por fin llegamos al Parque Sauzal, y caminamos en la bahía hasta un parque de diversiones. Caminar con Topi fue conocer cómo es Finlandia, fue saber que es un país sin pobreza, sin desempleo (o con ayudas para los desempleados), fue saber que desde la perspectiva de un joven de 28 años es un país lejos de ser ideal si no quieres tener el futuro marcado por horarios, si no quieres hacer parte del rebaño (me levanto, desayuno, beso a mi esposa y a mis hijos, trabajo, vuelvo a la casa, ceno y me acuesto, todos los días lo mismo).

Topi se gana la vida de la forma más rara del mundo, pero le guardo el secreto. Ha recorrido Asia y aunque duda de su futuro, no sabe cómo cambiarlo. Como no caer en lo que la vida nos exige (tener un trabajo, comprar casa, encontrar la estabilidad en actos cotidianos), creo que todos tenemos las mismas dudas.
Recorrer Manila de noche al lado de Topi fue una buena experiencia.

Dejé Filipinas sabiendo precios de taxis, conociendo un poco más de otros países y a través de uno de los aeropuertos más feos del mundo.

Siguiente destino: Turquía. 

miércoles, 23 de octubre de 2013

Hospitalidad rusa

Aunque los rumores que llegan a Bogotá es que los rusos son serios, poco colaboradores y no saben inglés, en este viaje estamos rompiendo mitos: hemos paseado con las maletas por todo Moscú y siempre hay alguien que me ayuda a cargarla; con Majuli siempre que hemos preguntado una dirección, aunque sea con señas, hemos encontrado a alguien que nos guía; y sobre el inglés, creo que si un extranjero visita Colombia le va a pasar lo mismo, 10% de la población ni lo balbucea.

Rusia es espectacular, con sus grandes espacios, construcciones imponentes, esculturas de héroes desconocidos, temas políticos, de guerra y cotidianos (como dice nuestra guía: escenas cotidianas de trabajadores felices). El frío no me molesta, todo, absolutamente todo hace parte del paseo. Además en un ataque de compras ahora tengo un animalito en la cabeza: compré un gorro rusos hecho de zorrito (ya se que los ecologistas me van a matar por esto, mi gorro era primo hermano de mi chaqueta).

Los hombres (se que todos esperan ansiosos mi opinión sobre ellos) son de lo más amable, los encuentros que hemos tenido con ellos han sido: en un café (un chico le habló profundamente a Majuli), en la salida del metro (un chico nos acompañó caminando mientras nos hablaba), en un MacDonalds (un estudiante de MA). Físicamente (después de tener la mirada profunda y oscura de los turcos) debo admitir que no me han parecido tan simplones como pensaba, sí son blancos y de ojos claros, monos o castaño claro, pero nada feos.

Para recorrer Moscú recomiendan quedarse en el círculo central (la línea circular del metro te da la medida), ya que todos los lugares turísticos (iglesias, plaza roja, Kremlin, etc) están ubicados en este espacio. Dado que con Majuli esperamos a que llegaran sus amigas para recorrerlo, lo que he conocido hasta el momento lo categorizaría como una experiencia rusa diferente... pero quien sabe, quizá mi experiencia rusa sea como un paquete chileno.


Este último comentario además me pone a pensar en que cada vez que llego de un país y conozco a alguien que ya estuvo allí, y comenzamos a hablar de experiencias siento que no estuve en el mismo lugar. Creo que todas las ciudades son demasiado grandes y que los planes y experiencias dependen de cada uno. También hay que aprender de lo que nos gusta o no. Si alguien quiere ir a Disney de Hong Kong o dejar de entrar a una iglesia es respetable.

Después de conocer un lugar por primera vez, me encantaría volver y tener una experiencia diferente. Por el momento no es más.

lunes, 21 de octubre de 2013

Aeropuertos

Cómo no voy a hablar de aeropuertos si he pasado más de una semana en ellos, los hay excelentes, buenos, malos y pésimos.

Mi experiencia viajera me dice que los mejores son aquellos en los que las esperas se pasan rápido, siempre encuentras en dónde sentarte o tienes la tentación de comprar en los “duty free”.

Kuala Lumpur en Malasya, tiene uno de los mejores aeropuertos en los que he estado, es gigantesco (de esos en los que te dicen ve a la puerta 601) pero mientras caminas hacia tu puerta de embarque tienes todo a la mano: restaurantes, casas de cambio, cafés, almacenes, wifi, además de las facilidades para caminar: rampas tipo supersónico, buena señalización, y buena música ambiental.

El siguiente en mi lista sería Singapur y Hong Kong con transporte de trencito entre las terminales y outles en su duty free.

Los peores: Sri Lanka (Sri Lanka) y Manila (Filipinas). Estos países cuentan con un turismo a las playas gigantescos y al mismo tiempo con pobreza extrema, ¿de qué vale ser rico en lugares turísticos si no saben cómo sacarle el suficiente provecho para mejorar las condiciones de tu país? (claramente no solo hablo del aeropuerto).

Entre los aeropuertos que esperaba más está el de Londres, con un tráfico aéreo tan alto, les hace falta una remodelación en los vuelos de salida de la terminal 5 (fue la que conocí).

Atarturk en Estambul, es un buen aeropuerto, aunque con grandes distancias para llegar a las puertas de embarque. El de Kiev en Ucrania, me ha parecido pequeño, pero moderno, le hacen falta restaurantes y cafés.

Aún no conozco el de Rusia, estoy camino hacia allá, les contaré como me va.

Entre las cosas extrañas que me han pasado en los aeropuertos, esta mi experiencia de hoy, el vuelo de Estambul a Kiev se retrasó una hora, y cuando llegué a tomar mi siguiente vuelo a Moscú ya había despegado. Soluciones, consigues a alguien de la aerolínea, nadie te entiende o te entienden pero no se les da la gana de hablarte en inglés. Como fue culpa de la aerolínea me dieron un cupo en el siguiente vuelo (3 horas después), la enseñanza está en no poner las conexiones con diferencias tan pequeñas de tiempo (mínimo 2 horas).  


Y aquí sigo en un aeropuerto. 

lunes, 14 de octubre de 2013

En Estambul en medio de la celebración de Eid al-Adha

Hoy 15 de octubre me despertó un grito de oración a Dios en Estambul. Los musulmanes celebran la Fiesta del Sacrificio, llamada también Eid al-Adha. Encontré esta nota que explica bastante resumido el tema (ver aquí).

La idea general es celebrar el sacrifico de Abraham, es una festividad muy bonita porque los más ricos comparten con los más pobres. Nuestra guía en Estambul (llamada Yuki) nos contó que si uno de besa las manos de la gente mayor recibe plata o dulces.

Pero dejando atrás la celebración, aquí estoy, en Turquía, uno de los destinos más bonitos que he visitado. Estambul es increíble porque todas las historias desencadenan aquí, Roma, Grecia, Egipto... todos tuvieron gobernantes relacionados con la ciudad que un día fue Costantinopla.

Todas las esquinas pueden tener más de 1500 años, las construcciones se unen unas con otras. El gran bazar lo imaginé más caótico, pero está super organizado. Los hombres son lo más coqueto del mundo, pero me encanta (¿a quien no le gustan los cumplidos aunque solo te los digan para venderte cosas?) y la gente en general ha sido muy amable, quizá porque tampoco he recorrido mucho sola, conocí a una estadounidense y caminamos juntas, eso da algo de seguridad.

Luego publico fotos y cuento un poco más sobre la ciudad.


domingo, 13 de octubre de 2013

Hong Kong: abruma y fascina

Llegué a Hong Kong con poco conocimiento de la isla, es decir conocía lo que los chinos me habían contado desde su perspectiva: que Hong Kong era rancho aparte.

Es una ciudad que abruma porque son solo rascacielos, y está llena de publicidad y avisos. Gente, gente y más gente, no hablan inglés, lo balbucean, entonces uno solo tiene que decir palabras claves para hacerse entender. Además, a las personas y los edificios se suma la temperatura, calor pegajoso.



Como comerciantes son los mejores. En HK hay muchos mercados callejeros para visitar, y es como una preparación para ir a negociar en Estambul.



Claramente visitamos el gran buda, templos, jardines, la bahía, the peak y comimos en la calle, aunque nos faltó. De alguna forma siento que cada vez que dejo una ciudad me faltaron cosas por ver, como si las 18 horas diarias que me paso caminando, recorriendo, viviendo, no fueran suficientes.




En Escocia conocí a un italo-canadiense y el decía que yo era una "go, go, go girl" que nunca me estaba quieta en un solo sitio, y a pesar de eso, siento que me falta.
Me gustaría tener un guía local, no turístico, alguien que te mostrara sus lugares favoritos o lo que siente que es extraordinario, para que todos los sitios tuvieran no solo un sentido... es un poco la historia que ocultan (y me refiero a las historias cotidianas).

No obstante si hago el recuento he recorrido mucho y ahora cada lugar tiene una historia mía para contar.




  

viernes, 11 de octubre de 2013

Primera mirada de Manila: igualita a Bogotá

Acabo de llegar a Manila y desde ya me siento en Bogotá solo que con un clima de 30 grados y humedad tipo Barranquilla. La razón es simple, llegué y un taxista intentó cobrarme 1600 pesos de Filipinas (que equivalen a 40 dólares) para llevarme a mi hostal, a mi me pareció extravagante la cifra, así que me acerqué a información del aeropuerto y el de recepción me dijo que sí me querían tumbar y me ofreció un servicio seguro por la mitad del precio. Yo seguía escéptica, pero después de hablar con el señor y asegurarme que no conocía la ciudad, que era mejor ir segura, que esto, que aquello, caí en un taxi de 800 pesos (20 dólares), cuando en realidad cuesta 350 pesos (me lo dijo el que me recibió en el hostal).

El camino de dos horas hasta mi hostal fue por causa del clima (está pasando la tormenta tropical Sandy y solo habrá dos días de lluvia y lluvia), la hora pico, el día (viernes, fin de semana), entonces sufrí un trayecto de 20-30 minutos durante el triple de tiempo, en las calles vendedores ambulantes (con el consabido paquete, agua o gaseosa) y huecos, sí señores, después de pasar por Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte, Singapur y Hong Kong, en dónde las calles no tienen huecos y los trancones no se sienten porque el metro llega hasta el aeropuerto o simplemente son de 15 minutos, aterrice en Filipinas, tierra que me recordó mi terruño: te ven la cara de turista, trancones, vendedores, y todo el mundo quiere sacar provecho, creo que todo esto se debe a que es colonia española, igual que nosotros.

El plan playa que había hecho en un comienzo se cayó, pero entra el plan B en acción: conocer el centro, lugares históricos y la bahía. Además estoy en un distritos de restaurantes, así que me dedicaré a probar nueva comida.

Así comienza mi tercera parada: Filipinas

jueves, 10 de octubre de 2013

Singapur, la tierra de los 49 años



El Merlion (pez con cabeza de león) es el animal distintivo del país. Hay replicas en todas partes, las más famosas son la de la Marina Bay y ahora Sentosa (foto).

Así como lo oyen, Singapur, mi segunda escala en este viaje absurdo, tiene solo 49 años de haberse independizado de Malasia.
La historia la aprendimos en un museo llamado Los colores de Singapur, en la isla de Sentosa, una de las islas del país. Allá hay parques de diversiones, museos, espectáculos, playa y el acuario más grande del mundo. Claramente hicimos todas las actividades:


Uno de los túneles de visión 360 grados bajo el agua

Museo sobre navegación

Parque acuático

En la playa
 En la noche hacen un espectáculo de luces

Singapur es una ciudad que combina lo más nuevo en una zona con un poco de caos en otras. Por ejemplo, la zona financiera es espectacular, las construcciones me recordaron a mi hermano y mi papá que son arquitectos y que se estarían gozando todas las ciudades por sus construcciones (Londres es increíble en este aspecto).





Por el otro lado están barrios como Little India o China Town donde todo es caos:

A la salida del metro en China Town

Celebración en Little India
Así mismo, es una combinación de culturas y religiones, visitamos varios templos y se hace obvio las diferencias entre los budeistas y los hinduistas. Aunque hay imágenes de guardianes/dioses, los lugares son muy diferentes, en uno hay colorido y desorden, mientras que en otro prima el silencio y los colores son dorados y rojos.





Jonfa nos invitó una noche en el Marina Bay Sands, hotel de lujo en la isla, así que pasamos del barrio de la India a lo más lujoso de Singapur.

Antes de llegar tomamos la foto en uno de los museos de Sentosa. 

El hotel cuenta con 57 pisos y tres torres. 

La piscina está ubicada en el último piso del hotel (donde se vé la forma de barco), con vista hacía la bahía y el puerto

Otros lugares que visité en la isla fueron el Jardín Botánico y los barrios finos. Por ejemplo, es en el primer país en el que veo tres carros increíbles caminando menos de dos cuadras:





martes, 1 de octubre de 2013

Primera escala: 12 horas en el aeropuerto de Colombo/Sri Lanka

Cuando compré los pasajes a Singapur, lo hice confundida entre Sri Lanka y Filipinas, es decir que pensé que no necesitaba visa para entrar al país. Una vez revisando escalas y tiempos entendí que era un poco más complejo de lo que creía: necesitaba visa de tránsito para pasar por Sri Lanka.
Rápidamente y con angustia estomacal visité San Google y logré realizar los trámites por internet. Me dije: "Mi misma, esto salió bien, ahora vas a conocer otro país más".
Salir de Londres con dos maletas en transporte público es relativamente fácil, quemas energía subiendo escaleras en algunas estaciones y siempre, siempre encuentras a alguien que te ayuda a cargarlas. Luego te metes como si fuera Transmilenio y descubres que todo va de maravilla.
Al llegar al aeropuerto de Londres lo primero que hice fue devolver la tarjeta del metro para que me devolvieran 7 libras (en este viaje cada centavo cuenta). Luego encontrar el staff de Sri Lanka Airplains.
Con mi suerte (y le agradezco mucho a ella que siempre todo, todo me sale bien) me atendió un hombre divino, italiano de mamá venezolana, coqueto como él solo que me pasó las maletas con exceso de equipaje. Estoy comenzando a dudar de mi talento para coquetear, por que hubo un momento en que me dijo "Porque no te casas, si quieres viajar por Europa" y yo en vez de contestarle "dale cásate conmigo", le respondí "no que va, no se necesita de ningún hombre para poder viajar" (¡soy una tonta!, la respuesta ideal la imaginé después cuando no tenía la presión del viaje).
Después de hacer check in fui a que me devolvieran los tax de la maleta que compré, 14 libras, que se convirtieron en 10 por causa de cobros administrativos, pero eso es mejor que nada.
Llegué a la sala de espera con el tiempo contado. Cuando me subí al avión descubrí que las azafatas están vestidas con la ropa del país, como indias (con pantalones sueltos, blusa corta y tela puesta a sobre esto), y la verdad la mayoría de los pasajeros son color "café con leche" (como los indios de la India), así que me imaginé que en cualquier momento iban a comenzar a bailar como buena película de Boliwood.


El vuelo fue muy bueno, es la primera vez que la comida de avión me sabe tan rico, esto se debe a que en esta región del mundo todo lo cocinan con base en currys, siempre tienen un pique escondido. Pedí para probar la Kahula (creo que se escribe así), para darme que ya la conocía, es el trago dulce, dulce que tiene un elefante en la botella. Comida con vino blanco y agua. Desayuno con café y jugo.
Llegamos a Colombo con una diferencia horaria de aún no se cuantas horas, y ahí fue cuando descubrí que a pesar de tener la visa de tránsito, necesito una reserva de hotel para que me dejen salir del aeropuerto, cosa que me parece absurda porque solo voy a estar 12 horas en el país, pero así son los aeropuertos, así es migración en cualquier parte del mundo.

Ya solo me quedan 10 horas más de espera...