Decidí escribir este blog como ejercicio para desahogarme y, además, quiero que sepan qué pasa conmigo, que estoy bien.
Comienzo:
Mi viaje fue, como todos los viajes, un poco largo, pero bastante bueno, traía el cansancio del estrés de hacer todo a última hora, de cargar maletas pesadas, de cambiar un poco mi cotidianidad por algo diferente, el estrés de hacer una apuesta muy grande, pero correr el riesgo que esta no se multiplique o te pague mal.
Las primeras ganas de llorar vinieron con el tiquete en Bogotá. Tanto esfuerzo, tanta plata habían valido la pena. Aquí debo agregar que Naffy y mi mamá me ayudaron en este esfuerzo, ya que, por hacer todo a última hora, el tiquete costó un poco más de lo presupuestado (400 mil pesos más).
Viajé en Iberia, una aerolínea con aeromozos increíbles, que hicieron mi viaje mucho más placentero de lo que hubiera podido, ya que no había la posibilidad de escoger películas ni juegos (era la aerolínea más barata). Era uno de esos aviones que trae dos sillas a cada lado y cuarto puestos en la mitad, entonces cuando despegamos mi compañero de puesto (el que estaba al lado de la ventana) vio vacías las cuatro sillas de la mitad y me dijo: "¿te molesta que me siente allí?" y yo le respondí que no, así que se cambió con tan mala suerte que se le sentó una pareja al lado que se adueño de las sillas y solo pudo acomodarse en una, mientras que yo quedé con dos a mi disposición para dormir.
La dormida fue intermitente por un dolor de espalda a causa de la posición (siento que estoy vieja) y saber que todo es nuevo y que cualquier cosa puede pasar, no me la creía.
Salí a las 5:50 pm de Colombia y aterricé en Madrid a las 10:05 am, con una diferencia horaria y después de un vuelo de 10 horas. Había guardado el sánduche del desayuno y me lo comí en ese momento, al igual que una papas Margarita de limón (cuyo empaque es igualito a las papas de aquí). Llegué a Londres y después de una fila de migración de una hora y ponerme el chip del inglés para entender a la que me atendía, pisé suelo inglés, mis segundas ganas de llorar por todo el esfuerzo llegaron mirando por la ventana del avión.
Aunque parezcamos ser un país subdesarrollado, les cuento que internet funciona de maravilla en Colombia, encontrar un wifi gratis no parece tan complicado como acá. Logré ubicarme en la esquina del aeropuerto con el internet gratis y hablar con MariJuli, quien había cogido el tren mal. La llegada es fácil, porque luego de la fila de migración uno debe recoger su maleta y para cargarla hay carritos gratis.
Cómo no sabía nada de Majuli y aún no cogía la señal de internet compré mi tiquete de bus a Cardiff a las 4:45 pm (salí a las 4:00 pm hora de acá, después de migración y las maletas). Logré comunicarme con Majuli y perdí mi primer bus, pero me cambiaron el tiquete para las 5:25 pm.
Hablar acá de pm o am es bastante complejo, ya que por el verano está anocheciendo a las 10 pm y no se como no referirme a la noche, cuando no hay obscuridad.
Luego de ver a Majuli, llegué a Cardiff a las 9:00 pm. El bus, después de parar en tres sitios diferentes (NewPort, Briton y todas las terminales del aeropuerto en Londres) logré llegar a la estación central de la ciudad.
Mi travesía para coger un taxi fue corta porque me ayudaron unos señores locales. Mi taxista un hindú, me ayudó con las maletas y me dio una mini-guía por la ciudad, me invitó a comer y me dio su teléfono.
Acá las personas son sumamente amables. Ayer estaba caminando por la calle y un obrero de construcción me habló del clima.
Llegué a las residencias universitarias sin saber mucho, sentí alivio al ver que mi cuarto tiene baño privado y que no eran muy distintas a las fotos. Tengo derecho a un juego de cama (con cobija incluida) y a dos toallas. No tenía papel higiénico ni nada más. Así que en mi primer día agradecí a mi mamá y a Naffy que me empacaron jabón y Klinex. Me bañé antes de dormir y desempaqué la mitad de la maleta.
Ayer (18 de julio) comenzaron las clases, llegué a donde debía registrarme y ellos me guiaron a la charla inicial. Me perdí de los exámenes para saber mi nivel y de otras guías por la ciudad, llegué directamente a clase. En la charla inicial me di cuenta de un pequeño detalle: todos los alumnos son Chinos o asiáticos. Para calmar mi primera impresión uno de los profesores me dijo que me había tocado en la case con una alemana y una griega. Además Nate, un taiwanes cuya primera pregunta fue si era soltera y que claramente no se llama así, me habló y me hizo sentir mucho mejor.
Mi primer profesor se llama Alex, y el segundo (que además es divino) se llama Andrew.
Les alegrará saber que solo puedo hablar en inglés y que es bastante difícil saber quienes son mis compañeros. Así mismo, soy un espécimen raro en la universidad, los profesores y alumnos se acercan con naturalidad para hablarme y conocer mi caso, se preguntan cómo llegué al otro lado del mundo (y es que pensándolo bien estoy casi al otro lado).
El agua sabe horrible, y aún no me acostumbro al horario (en estos momentos son las 5 am). Me siento segura al caminar por las calles y al parecer traje el sol, ya que según los locales esté calor (que parece más Cartagena que Bucaramanga) no es normal y durará solo hasta el martes (el weatherman - hombre del tiempo no se equivoca). La verdad me siento feliz, en las calles se ven los hombres divinos sin camisa y yo, que ando en verano (término de Bogotá) solo puedo pararme y observar. A pesar de no tener o no interesarme en lo más mínimo conocerlos, son un muy bonito espectáculo para ver.
Ayer estuve en mi primera fiesta. Claramente la alemana, que se llama Ann-Cristie, y la niña de Grecia (llamada Natasha) son las que más toman, además de los ingleses. Los chinos se cuidan mucho. La caja de Aguardiente para Majuli, fue destapada y dada a probar, pero debo admitir que pocas personas la degustan, para los chinos sabe a remedio, para los griegos sabe a un trago de ellos y para los brasileros (hay dos en otros cursos y que van a estudiar su pregrado en la universidad) sabe a cachaza.
La fiesta fue con Karaoke en inglés, solo canté al final, cuando no había nadie, con mis compañeros brasileros. Deben saber que soy la mayor de todos los estudiantes, todos tienen de 22 a 26 años. Mi profesor (Andrew) tiene 26. Es como si en otros países la vida fuera más corta y pudieran disfrutar de la adolescencia con más tiempo. Las facilidades para viajar, la economía hacen que todo sea mucho más fácil y que las personas vivan otras experiencias.
Voy a comprarle pilas a la cámara para mostrarles todo. por el momento no hay mucho más para contar, solo que la comida es muy insípida, la verdad no me ha parecido caro, ya que conseguí un jamón a una libra, igual el queso y el pan (sí, mi primer menú son sánduches).
La cafetera de mi abuelita ha sido muy útil, a pesar del calor me he preparado como 4 tintos, no es tanto el calor sino el sabor, siempre me hacen sentir como en mi casa.
Por el momento no es más, los mantendré informados. Los quiero a todos.
Me hiciste llorar. Qué bonito sentir eso que sientes. Disfruta todo. Te lo mereces mi Tati. :)
ResponderEliminarAtte. Jenny ♥
Muy chévere el post, y mucho más que vuelvas a escribir seguido. Un abrazo y que te vaya súper en esta nueva experiencia; nadie le puede quitar a uno lo "viajado"...
ResponderEliminarJuanma.