Haciendo la fila de migración Bolivia, uno de los chilenos me confundió con una de sus amigas y me habló, así los conocí.
En migración, después de preguntarme mi carrera y responder "periodista", me entregaron este libro y me dijeron "por favor dalo a conocer". |
Cruzamos la frontera los cinco, y nos tomamos fotos en el arco que divide a Bolivia de Perú.
La foto es bastante mala, pero mi cámara estaba sin baterías y fue tomada con mi celular. |
Resulta que nadie había sellado mi pasaporte al entrar a Perú, los chilenos me explicaron que a ellos les sucedió lo mismo al entrar a Bolivia y que les tocó pagar una multa, pero más allá de eso, pasaron un susto cuando les revisaron el pasaporte y no tenían el sello. Se acordaron de mí y me dijeron que si podían evitarle a cualquiera esa experiencia lo harían. Para mí, que viajo sola y siempre me pasan situaciones como esta, son ángeles, personas que aparecen en el momento preciso y que te salvan de situaciones incomodas.
Con el pasaporte sellado, llegué a Puno a las 11 de la noche. Me pareció una ciudad bastante fea de noche y el día me lo confirmó. Me quedé en un hotel echado a menos, convertido en un hostal. Mis compañeros de alcoba eran dos extranjeros con los que no crucé palabra, creo que llevaban el mismo cansancio que yo.
Al día siguiente madrugué a buscar un bus turístico que me llevara a Cusco parando por los sitios más atractivos de la vía. Este bus costo 55 dólares, algo por encima de mi presupuesto, pero incluía los boletos de entrada a los sitios turísticos (40 soles) y un almuerzo bufé muy bueno.
Pregunté en el hotel si era peligroso tomar un taxi en la calle y me dijeron que no, así que salí a estirar el brazo, sin embargo, ninguno se detuvo y yo tenía el afán de la mañana, así que me monté en lo primero que pasó: Un moto-taxi.
El taxi vale 8 soles, el moto-taxi 2 |
Al salir de Puno tuve la última mirada del lago Titicaca. |
La primera parada del bus fue en Pukara, un pueblo famoso por ser tierra de ceramiqueros. Las casas tienen dos toritos en los techos, que representan lo bueno y lo malo, para mantener el equilibrio en el hogar. Dicen que antes de la llegada de los españoles (y los toros) estas figuras eran dos llamas.
Otra historia asegura que los hombres no deben comprar este tipo de souvenir porque invitan a las mujeres a ponerles los cachos...
En este caso están en la entrada a una iglesia... |
Como todo es negocio, las niñas e indigenas en general cobran por foto. |
Ese es mi bus :) |
Los incas construían todo en forma de trapecio, lo que se traduce a obras antisísmicas |
Las ventanas cerradas eran usadas para poner afrentas a los dioses |
Otro de los lugares eran las colcas (creoq ue se escribe así) o las alacenas, en donde guardaban toda la comida para que no se dañara |
Los andenes |
El centro de Cusco es muy bonito, mi hostal era bastante cómodo y bien ubicado. Hay momentos en los viajes en los que me lleno de pensamientos, en los que me dejo llevar por una nostalgia sin sentido, esto me ocurrió allá. Una teoría de un amigo es que Cusco al ser el centro administrativo de los Incas, fue uno de los lugares que más sufrió muertes indigenas, revueltas y por cada altar a algún dios, pusieron una iglesia, no miento cuando sigo que hay una iglesia en cada esquina.
Para entrar a museos y recorrer los lugares emblemáticos de Cusco compré un tiquete turístico de 130 soles. Estaba entre el plan de hacerme ese recorrido o irme a caminar y visitar unas cuevas, me arrepentí de no haber escogido el plan de la caminata.
En el museo de arte moderno |
Como no sentirme identificada con este cuadro de Lisbeth Ledo, una cubana a la cual le compré dos cuadros. |
Les dejo hasta aquí, porque Blogger está teniendo problemas para subir las fotos, así que continúo con mi escrito a penas lo arreglen, porque quiero que sepan, que la idea de contarles del viaje de esta forma es mostrarles las fotos sin publicarlas en Facebook y con un poco de explicaciones... Espero lo disfruten...